Núria Farré.»El arte debería ser transgresor sin pretenderlo.»
Recuerdo perfectamente que fue Jean Carlos Puerto, artista de nuestra galería, quien me sugirió un día que echara un ojo al perfil en Instagram de esta joven pintora residente en Barcelona. Sabiendo de antemano que cualquier recomendación que viniera por su parte sería más que acertada, se confirmaba de nuevo en esta ocasión su buen criterio ?
Su interpretación de la realidad a través del óleo, su frescura en el trazo, su habilidad para desarrollar un estilo propio fácilmente reconocible y su selección de obras con temática costumbrista, pero con capacidad de transpirar contemporaneidad al mismo tiempo, me cautivaron prácticamente al instante.
A partir de aquel descubrimiento tardé muy poco en proponerle que formase parte del equipo de artistas de Inéditad Galería. Y por suerte aceptó encantada a embarcarse con nosotros en esta aventura.
Hoy en el blog pretendemos que también os seduzca de la misma manera. Y queremos que lo haga a través de esta entrevista en la que además de hablarnos de sus obras, de sus referencias, de sus gustos y de sus inquietudes, nos explique cómo está viviendo estas semanas de confinamiento, todo lo que está aprendiendo de esta dura experiencia y qué estrategias tiene en mente para afrontar el futuro. ¡Os invitamos a que conozcáis a Núria Farré Abejón!
– Núria, ¿qué estás aprendiendo a nivel personal e incluso profesional de estas semanas de confinamiento?
Que el buen rollo mueve montañas y que yo pensaba que era una vaga y resulta que no paro de inventarme cosas. No quiero hacer un discurso “mr.wonderful”, muchos vamos a pasarlo mal y el buen rollo no va pagar las facturas, pero al menos nos alivia y nos permite seguir tirando del carro, es como un analgésico.
También creo que es un buen momento para darse cuenta de que no eres imprescindible, bajar un poquito el ego y pensar en el colectivo.
– ¿Qué acciones llevas a cabo para conseguir que estos días de encierro se te hagan menos duros?
Personalmente me enfadé mucho cuando declararon el estado de alarma porque implicaba ingresos 0 durante un tiempo: no he podido dar clase este mes, no he vendido nada (¿quién se va a comprar un cuadro en el Apocalipsis?) y me han cancelado todos los trabajos que tenía hasta junio!! Te imaginas mi cabreo… Pero a los dos días ya estaba intentando reflotar el barco y empecé a hacer demos de pintura en directo cada día en Instagram para ir removiendo el caldero a ver si pasa algo y la verdad es que la gente empezó a donar dinero porque consideraban que valía la pena. A raíz de eso se me ocurrió poner a la venta el manual de las clases de pintura que hice hace dos años para mis alumnos, como mi pareja es autor de novela gráfica y le ha vuelto a apetecer hacer fanzines por su cuenta decidimos montar una editorial online a la que hemos llamado En Cuarentena con la que vamos a publicar nuestros libritos en formato e-book de momento.
Después de todo, hoy estamos en nuestra tercera semana y ya estoy en la fase de aceptación. Nos estamos moviendo para sacar las ruedas del barro y seguir hacia adelante, eso me mantiene la cabeza ocupada y me genera una ilusión para el futuro que el virus me había quitado el primer fin de semana. Siempre hay que mantener la ilusión viva. Dinero no tengo, pero ilusión tengo para dar y vender hehe.
– Bajo tu perspectiva, ¿cómo deberíamos afrontar el colectivo artístico la difícil etapa a la que nos enfrentamos?
Con valentía, me temo. Vamos a ser realistas, ya somos un colectivo precarizado, ya partimos de muy abajo, tampoco cambia tanto nuestra situación: era una mierda antes y será una mierda después.
Creo mucho en la capacidad creativa de la gente, la creatividad es un instinto básico de supervivencia y todas estas iniciativas que estamos promoviendo e inventando desde el colectivo de artistas salen de nuestro instinto de supervivencia. Los humanos nos aferramos a la vida como sea y los artistas llevamos sobreviviendo contra todo pronóstico durante siglos, así que creo que la única manera de afrontar esta etapa será seguir contra viento y marea y posar más que nunca en tus proyectos.
– Se habla mucho en estos momentos del término «reinventarse» como forma de adaptación ante lo que está por venir. ¿Crees que es necesario? ¿Has pensado en alguna estrategia determinada que te gustaría compartir?
Me da mucha rabia eso de reinventarse, francamente. Creo que los artistas vivimos ya en la reinvención constante así que como consejo no me sirve mucho. Mi estrategia va a ser, me parece a mí, aprovechar que cuando salga de mi madriguera no tendré nada que perder para tirarme de cabeza al charco e intentar hacer que pasen cosas.
Voy a ir publicando fanzines, seguiré pintando, dando clases, haciendo fotos y siguiendo un poco mi intuición para diversificar al máximo a ver si así voy pescando proyectos nuevos.
– ¿En qué crees que cambiará nuestra sociedad cuando pase todo esto?
Teorizar me encanta, pero como pitonisa soy nefasta, la verdad. Quiero pensar que dejamos atrás dos décadas de neoliberalismo extremo y entramos en una nueva etapa hippie que nos conecte con la tierra y el cuerpo. Pienso eso porque el fin de la década ha culminado en movimientos sociales muy potentes como el feminismo y el ecologismo, que en esencia son dos movimientos anticapitalistas. Creo que esto del virus va un poco por esta línea. No ha aparecido un virus así de la nada, las enfermedades que provienen de animales suelen pasar a las personas debido a la sobreexplotación ganadera, no soy vegana, pero está claro que el capitalismo está detrás de todos los desastres naturales y desigualdades sociales que sufrimos y me parece que la gente se está dando cuenta. Llámame ilusa, pero ya te he dicho que ilusión tengo mucha haha.
– Dicen que no hay mal que por bien no venga. ¿Qué lectura positiva se puede extraer de esta crisis?
En eso estoy 100% de acuerdo. De todos los baches que he pasado he sacado algo. Los primeros aspectos positivos de esta crisis ya lo estamos viendo, el aire se limpia y la contaminación baja, las personas se ayudan, son solidarias porque el virus nos afecta absolutamente a todos, somos iguales por primera vez.
El virus es un mensaje del futuro que nos dice que si seguimos así nos vamos a la mierda. Creo que muchos lo estamos entendiendo y vamos a aplicárnoslo a nuestras vidas. Al final lo mejor que vamos a sacar va a ser una mirada crítica hacía nuestra sociedad y eso siempre es bueno. Otras cosas buenas vendrán, seguro, la vida se abre camino, ¡qué diría Ian Malcolm!
– Hablando de tus trabajos, ¿cuál es el mensaje (o mensajes) que principalmente pretendes lanzar a través de tu obra?
Mi punto de partida son mi entorno y mis emociones respecto a éste. Al final tu origen, tu circulo y tus circunstancias sociales van a marcar tu forma de ver y relacionarte con el mundo y creo que una visión personal sobre el mundo es lo más sincero que puedo aportar al caleidoscopio de miradas que es el Arte en general.
– Quien más quien menos tiene sus musas y sus referentes. ¿Cuáles serían los tuyos?
Mis referentes van desde Pedro Almodóvar a Anish Kapoor pasando por Lucian Freud, David Hockney, Bill Viola, Gerhard Richter, Rothko, Georgia O’Keffee, Jenny Saville…
– Decía Oscar Wilde “En los almuerzos de banqueros se habla de Arte, en los de artistas, de dinero”. ¿Qué opinión te merece la situación de los artistas emergentes en nuestro país y qué crítica harías sobre el mercado del arte contemporáneo actual?
Los artistas no lo han tenido nunca fácil en ninguna parte… creo que ahora hay muchos problemas derivados del propio mercado que empujan a los artistas emergentes a la miseria. Actualmente ser joven es ser “un valor de riesgo”, no hay galería que apueste por ti si no eres “alguien”, el mecenas ya no existe, nadie te descubre y nadie te va a exponer como no seas mínimamente conocida en Instagram o no hayas salido en alguna revista. Creo que ahora el mercado del arte contemporáneo es demasiado conservador para los artistas jóvenes.
– ¿Qué opinión tienes sobre las redes sociales? ¿tienes alguna de cabecera?
Instagram es el lugar donde muestro más mi trabajo y donde investigo y conecto con otros artistas de todo el mundo, pero es una trampa que te quita muchísimo espacio mental. Instagram me cabrea muchísimo y a la vez me ha dado muchas cosas buenas, tengo lo que dicen “sentimientos encontrados” al respecto haha
– Si tuvieras que escoger una canción de fondo mientras trabajas, ¿cuál sería?
Ostras no sé, últimamente me pongo la radio.
– ¿Un museo que nadie se debería perder y por qué?
DIA: Beacon. Es un museo que hay en Nueva York en la localidad de Beacon, a las orillas del rio Hudson. Exponen la colección de la Dia Art Fundation en la que tienen obra desde los 60 hasta hoy. Yo solo he ido una vez y sueño con volver, es la colección mejor expuesta y cuidada que he visto, toda es obra relevante, no hay nada de relleno ni sobra ni hechas nada en falta, una delicia.
– ¿Y un libro que todo el mundo debería leer?
“El Guardián entre el Centeno”.
– ¿La botella medio llena o medio vacía?
Depende del día.
– ¿Cuál sería tu consejo para aquellos artistas que empiezan?
Que aprendan a convivir con el fracaso y que no se rindan, que no dejen de dar la brasa y sobre todo que no tengan prisa, no es un sprint, esto es una carrera de fondo.
– ¿Hasta dónde te gustaría llegar artísticamente hablando?
Me gustaría llegar a la esencia, transmitir el máximo con el mínimo artificio. Tal vez cuando sea vieja…
– ¿El futuro es…?
¡Una sorpresa!

Nuria Farré Abejón (Barcelona, 1992) ha dibujado desde siempre. Criada en un entorno donde la creatividad siempre se ha leído en positivo, estudió bachillerato artístico en La Massana y posteriormente se licenció en Bellas Artes en la Universitat de Barcelona. Fue precisamente en la facultad donde se enganchó literalmente a la pintura al óleo hasta el nivel de que según reconoce, a veces prefería no salir de fiesta porque no quería tener resaca al día siguiente y así poder pintar. Poco a poco empezó a exponer y a conocer a gente abriéndose así el camino que le ha llevado hasta la actualidad.
Bajo su punto de vista el Arte tiene sentido cuando habla de la artista que lo hace. Al fin y al cabo, es una forma de comunicación, de expresión, y de contar nuestras historias más personales, aspectos que convierten el arte en algo realmente interesante tanto para el espectador como para el coleccionista.
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